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LISSÁ
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Le decía mi abuelo, su padre
que murió de tétano
a los 40 años como Rilke
por la espina de una rosa
el sacrificio, la elegía del árbol
los siete hijos, la pampa
fértil y ajena: el hambre
en campos hartos de trigo.
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La deriva de Alessá
apócope de Alessandro
que era su nombre en Ancona.
Pareció vanidad tantas letras para un pobre
y le dejaron sólo las sílabas
que pasaban entre los dientes
blandas como mendrugo infantil.
Dos panes para siete lácteos.
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En el margen perdido sin escuelas
en el seminario de los curas
en el loquero de los locos
en el casino de Nevada
con la yegua zaina en la pieza
hasta muy grande yo creía
que se llamaba década infame
solamente por su derrota.
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Una mañana dijo hasta luego
y nunca más se supo adónde
fue a robar lechuga, pollos, luz mala.
Pobre hasta para ser una leyenda
Lissá no supo o no pudo o no quiso
y así quedamos los que siguen:
nos gusta creer que somos hijos del viento
de Fierro, de Rilke y de la espina.
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………19-6-15………………Marce
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** foto familiar, 1948, Amalia (mamá, estirándose a la luz) y su hermano, Armando Stocco.