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CÓMPLICE
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Yo no escribo para un público
lector anónimo.
Antes de sentarme al teclado
tengo la mirada cómplice
una sola, de amparo
para quien escribo.
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No trabajo con reticencias
ni cálculos:
desde antes de escribir
tuve quien me amara
o dejara enamorado para siempre
y me leerá sin texto
esperando mi parte de reparo
para que un sintagma
un verso o un significante
devuelvan al significado
su grito, su llanto, la desesperación
que quiere escamotearse
con tanto artificio, omisión
neutralidad: todos
buenos servicios al silencio
no siempre a la palabra.
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No escribo para ser leído.
Un lector se burlará allí:
se entiende el objetismo
pero algunos escribimos antes de escribir.
Por un solo lector, cómplice:
esa mirada, aliento y origen
que siempre está allí y estará
como un diálogo secreto.
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Ahora mismo
mientras él (ella), lo lee
pongo un punto final
que sólo es una pausa
bajo la tapa de la notebook
y puedo sentir el beso
el abrazo, el carpe diem
la sonrisa, cuidate
nos vemos
te quiero
yo también.
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……12-9-15…………Marce.