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LA RESISTENCIA
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De todas las formas de resistencia personal, su favorita es no ser encontrado donde lo buscan.
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Los padres pasaron tardes terribles en su infancia porque se les escondía para demorar los regresos de lugares felices. Las vacaciones siempre le recuerdan eso. No estar donde lo busquen.
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Fue el único participante que en su juventud ganó el juego del Bull Dog en un ejercicio escolar de la historia del Colegio La Salle. Es un juego que trata básicamente de descubrir quién es el mejor fuguista. En una cancha de fútbol o rugby hay dos equipos de 20 integrantes cada uno. Mitad de campo para cada equipo. El juego es ir pasando al territorio enemigo sin caer prisionero. Cada avanzada a la línea contraria, los equipos van menguando, el campo tiene un límite, pero siempre hay alguien difícil de encontrar allí donde debería buscarse. El juego termina cuando uno de los dos equipos ha hecho prisionero a todos los adversarios. Es decir, llega el momento en que uno de los dos equipos termina con uno o dos sobrevivientes, y ya será sencillo darles caza y terminarlo. Como la dinámica del mundo, pero ese ensayo se lo dejo a los cazadores de elefantes en los bazares.
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El caso es que aquel día del juego, él quedó solo en su campo: 1 a 12, un día de enero, en el noviciado de Argüello. Solo y del lado sur, recuerda. Hay muchos testigos, compañeros de estudio y de trabajo que no pudieron explicarse cómo echó a correr, o más aún, hacia dónde está ese lugar por donde nunca lo esperaban y atravesó todo el campo contra el grupo de infantería adversario. No hay mayor libertad que no estar allí donde nos buscan para encontrarnos.
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Con los años uno se vuelve viejo, un poco loco y diferente. Hay que ser extraño de uno mismo para lograrlo: lo que más se disfruta es no ser encontrado allí donde todos creen que hay que buscarte.
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Y lo más hermoso es que a menudo no va a ningún sitio, no se mueve, no se ha ido y sin embargo, tampoco lo encuentran en el lugar de siempre. Es que los buscadores de la mass media, las sectas ideológicas o estéticas, los GPS de pueblo chico o burguesía histérica, se desorientan, si la misma casa o el mismo bar no aparece en la guía turística de la cultura de los que piensan “todolomismo”.
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Los días de enero él vuelve a subirse a aquel árbol de la colonia del Sindicato de Correos, en Huerta Grande, y escucha la voz del niño escondido diciendo: abrigarse en verano, desnudarse en invierno. Con los años aprendería que el inventor fue un portugués, empleado de una escribanía: Fernando Bernardo Alvaro Alberto Ricardo: el equipo del Bull Dog completo, para que viniera a ser o estar nunca en ese lugar donde lo buscan para encontrarlo.