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Miércoles

.Gramsci 8

MIÉRCOLES
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Llegando a mitad de semana no tengo novedades sobre mí. Siento firmes (es lo que cuenta) las cuatro o cinco sustancias que circulan desde la cabeza a los pies: mi buena circulación de ideas y afectos se me nota en la piel, en el vigor de los pies, las manos, el tono de algunos músculos, cierto deseo sexual cuando piso el pasto descalzo y una sonrisa leve pero auténtica al lavarme la cara.
Lo primero que hago al despertarme es probar la sonrisa. La pongo en el espejo a ver si le creo. Hoy miércoles estaba bien. En el juego de papel, piedra y tijera, siempre me gusta agregar un nombre pero nunca el mismo, aunque no son más de nueve o diez contando a mi gato, Gramsci, regla nemotécnica que hice con el animal para recordar dos cosas: la ideología y la prisión.
Ahora me preparo para salir de viaje. Viajo a escribir y viceversa. Antes de salir sonrío al otro del espejo, me palpo brazos y piernas como si fuera a un maratón, me paso la mano por el pelo como haré más tarde en el campo sobre el pasto o en el cuaderno o el teclado. Digo a esa máscara del espejo que aún representa un muchacho: papel, piedra, tijera. Y luego agrego el nombre, el mío. Hoy dije un nombre real que hacia la noche regresará inventado.
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16-mar-16……………………….MaRCe.