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MALVIN … (*)
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No quedaba nada en la heladera.
Un champagne tibio cuando acabamos
de poner el cuerpo en el fondo del pozo.
¡Cómo no fantasear con el abrazo desnudo!
La cava y la muerte dan sed, ese perro
merecía un brindis. Uno largo, dijiste.
– Traé cubitos, esto parece pichí.
El amor es todo recuerdo.
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Se te ocurrió ponerle Malvin
para reemplazar un imposible:
se escapó, se cayó de la terraza
lloraba escuchando a Bill Evans
no pudo preñar a Lara, mordió a Emanuel
y el milagro de octubre, tres niños
de la Terminal devolviendo un perro con pedigree
con más apellido que nosotros.
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Tocó fondo la botella
mientras aupamos el malvón geranio
sobre los últimos terrones.
Un perro merece una planta encima
recogí la sábana roja
que envolvía el cadáver
y la recordé en nuestra cama
abrigo de mortaja.
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Me dijiste que la tirara
pero nunca puedo resignarme.
La guardé y acabo de lavarla.
La muerte es algo que pasa,
la sábana va a secarse
y servirá otra vez para el amor
para otro perro, un gato
la vida o la muerte.
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………………….Marcelo Scalona
( * ) 27 de diciembre de 2005.