Yo digo algo de Ungaretti y ellos escuchan. Les gusta una cosa breve y pura, Después, un rato impresionista del Spoti, la música silencia todo: al benteveo le gusta mezclar su trino con Ravel. El misto prefiere Debussy y la tijereta, curiosamente, siendo de estructura más compleja, elige la simpleza de Satie. Los alguaciles, tan sedientos, se alocan con Rosario Bléfari, y más livianos (no por la poeta), entran y salen de la pileta más veces que los niños. . Finalmente hablan ellos, los pájaros
y yo los escucho. Acaso sea al revés,
como una sola cosa que se repite, una Gymnopédia puebloesterina: Ungaretti, los pájaros y Satie.
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…………..Marce….
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Seis años sin GARY.
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¿Dónde estarán aquellas conversaciones, larguísimas (y caras, tomabas whisky), en Pasaporte, en Faulkner, en La buena medida? ¿Dónde la máquina de escribir …