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. El lunes, para las personas best sellers, adictos al dinero o al trabajo, al miniturismo, a las series (de tevé o producción), o simplemente engranajes de la sociedad (ham) burguesa, es como un ataque de porfiria, algo así como los cólicos que sufre Drácula cuando ve el sol o siente el olor del ajo. . Mucha gente enferma los domingos de tarde o noche abismados en la orilla del lunes como si fuera la vista de Lampedusa desde la costa negra de Libia. El lunes es el colmo de la transparencia, cuando termina L´Oreal y empieza lo real. Es la mañana sin el make up. Es el día que toman sol los desocupados, aunque esté nuboso o por eso mismo. Porque cualquiera toma sol con sol y cualquiera toma sol un sábado. ¡Qué vivo…! . Todavía hay personas para las que el tiempo es un calendario, y asignan las siete de la tarde del domingo a un Pessoa infame de cólicos hepáticos y porfiria, como si hubiera sido el científico loco que decubrió el Mal de Spleen. Muchos enferman de eso –me dijo el médico de la urgencia-, de negarse al ritmo interno, el cuerpo necesita un silencio -dijo-, hablarse a sí mismo. Hay gente que compra viajes a seis meses pero no puede dormir tres horas seguidas sin una pastilla. Gente que toma sol sin cambiar la piel. Se baña en playas exóticas pero nunca deja fluir el agua de la conciencia. Se alimenta de sushi de salmones inyectados de hormonas que ya no comen mariscos ni están al sol, pero no consigue entibiar jamás el caldo de la sustancia del yo. . Esta mañana, tomando el segundo café de poeta (pose muy kitsch por cierto), recuerdo nuestra charla en el río, el sábado: placer, compromiso, trascendencia, y escribo, o más bien garabateo este farfullo recalentado de Benjamin, de pibe rosarino y canaya, pero lo hago precisamente, porque es la receta que me dio el médico para evitar el ataque de porfiria. . Ser poeta es estar desocupado los lunes al sol. El poeta disfruta del viernes, del sábado, del domingo y ama los lunes al sol, sobre todo, si está nublado. . Viendo las plantas, es sencillo advertir que el tiempo no es un calendario, aunque hay ciclos, claro, pero es que ni eso respetamos. Y pretendemos adelantar todo. Y es que no hay dos tiempos, salvo que uno se convierta en un holograma o un clon (ya hay buenas ofertas), o sea un candidato a la Presidencia. Salvo eso, no hay modo ni para qué estar en dos sitios al mismo tiempo. . Viendo las plantas, no parece que para ellas sea lunes, ni que importe si hay sol o se acercan las fiestas o cambiará el gobierno. Para las plantas es otro día de luz, humedad, verdor. A veces cuando subo a la terraza tengo la impresión de que en algún momento que no las veo, se agrupan cada vez más cerca, hacen un scrum verde y se potencian. Me gusta creer que celebran la mirada y los ojos del que mira se limpian, como en ese verso de Edith Piaf donde la mirada tan pura de su enamorado la limpia de todas las cosas del mundo. Y del domingo, también. . Si hay vida en Marte, ¿cómo no va a haber vida los lunes…?¿Por qué sería triste estarse para adentro? ¿Quién dijo –dijo el médico- que la entropía no sea una sonrisa? . . 19-10-2015………………………………….MARCE.
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PALLAS
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El perfume de la derrota
por el mar de trigo
la parestesia de una ensoñación
del rocío en el pasto.
El nombre del Ucle, tan eufónicas
sus trenzas …