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. Un aire abstraído y perplejo marca de un sobreviviente o de un subyugado por una tarea imposible. . Ahora que se rompió el sortilegio aparecen cosas mínimas que ya no recordaba, y al recobrarlas, advierte que creía haberlas perdido para siempre. . Alguien está al margen como si se hubiese olvidado de llevarlo consigo. Ese sigilo en lugar de malograrlo es parte de la distribución de la forma mediante la que uno va haciendo lo que puede. . A menudo, su mirada no mira. En soledad las cosas más excéntricas se vuelven normales. . La escena tiene lugar entre sus cuatro y cinco años. Aprende a leer con su hermano mayor que le enseña con libros de Salgari, de Verne, de Wells en una habitación de la terraza un altillo como un sinécdoque del paraíso de la clase media, baja. . Entonces pudo distinguir mayúsculas de minúsculas, con dificultad reconoció vocales y consonantes que conformaron la primera palabra. . Algunos nombres le fueron familiares: cohete, caballo, luna, invisible. Al poco tiempo, su madre lo subió a un banquito en la cocina para que les leyera en voz alta a las tías. . Cuando alguien recuerda llevarlo consigo él paga su compañía leyendo en voz alta, a menudo solamente palabras sueltas: cohete, caballo, invisible, luna y el resto de los silencios que el sigilo distribuye. . . ….20-nov-2015………………..MARCE.-