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Ray y Tess

.Ray y Tess

RAY y TESS
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En el verano boreal de 1988, Ray está muriendo de cáncer de pulmón y escribe el poema donde su médico cuenta 32 manchas pulmonares y no le dirá el resto, salvo, que si es religioso, o le gusta pescar, busque ya mismo un nuevo camino a la cascada.
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Ray acababa de cumplir 50 años en mayo, y de convertirse en el escritor más serio e importante del mundo. Ese gigantón más bien parco y moroso, sería el escritor más influyente del planeta, desde entonces y hasta hoy. Diez años antes, hacia la cuarentena, era casi un homeless, perdido en el alcoholismo, eternamente sin trabajo, con apenas un libro de cuentos publicado (Catedral).
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En la actualidad, solamente en EE UU, y en las escuelas secundarias, se venden 20 millones de sus libros por año. Ray es texto escolar en su país, me lo contó Horacio Castellanos Moya, cuando lo acompañé hace unos años para hablar de «Literatura y Política» en el Museo de la Memoria de Rosario. Horacio, coordina ahora el taller de escritura de la Universidad de Iowa, el que coordinaba Ray y antes, su maestro, John Gardner. ¿Pero cómo hizo? ¿Qué especie de colibrí (su simbólico pájaro de la buena suerte) fue capaz del milagro de que el homeless se convirtiera en príncipe?
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El colibrí es una mujer. Siempre. Se llamaba (se llama) Tess Gallagher (1942), poetisa y editora norteamericana. El colibrí es el amor. Esa ave o fantasma que les parece ver a la pareja liquidada de “Llama si me necesitas” o de “Caballos en la niebla”. Tess le dio una vida juntos, lo ayudó a escribir (literalmente), lo editó bastante, lo alejó de la botella, lo ayudó a dar talleres literarios, estudiar y dar conferencias. Y sus libros empezaron a ser un suceso. Y el escritor del último (Tres rosas amarillas) ya era diez veces mejor escritor que el de «Catedral».
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De esa manera, Ray llegó nada menos que a Rosario en 1980, y nada menos que al Jockey Club (un homeless), a dar una conferencia de literatura, lo que le sirvió a él y a nosotros, para que escribiera dos poemas donde nos cita, “Jockey Club” (editado en la antología ROSARIO ILUSTRADA -EMR) y uno de sus mejores poemas para siempre: “El don de la ternura”.
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Es rara la vida. A menudo se parece a los cuentos de Carver: el escritor más influyente de los últimos 50 años, emblema del realismo sucio, del minimalismo, de la transparencia, dando una charla nada menos que en un club con tanta pompa y artificio.
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El último verano, Ray (murió el 2 de agosto de 1988) escribió los 40 poemas de su último libro, “Un sendero nuevo a la cascada”. El anteúltimo poema, “para Tess”, es
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COLIBRÍ:

Vamos a suponer que digo verano
escribo la palabra colibrí,
la meto en un sobre,
y la llevo colina abajo
hasta el buzón. Cuando abras
mi carta recordarás
aquellos días y cuánto,
cuantísimo, te quiero.
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Pasaron seis meses, y en febrero de 1989, el invierno era crudo en el país del norte, mientras aquí estábamos en los prolegómenos de una década que nos llenaría de personajes de Carver, de carne y hueso. Entonces, TESS le responde a Ray, le contesta la carta de Colibrí, con estos dos poemas:
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A LA MANERA DE LOS CHINOS
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Al romper el día un viento norte ha desprendido
la nieve de las ramas del abeto.
Ningún disfraz dura mucho.
¿Creíste que no había viento bajo tierra?
Mi caballo tártaro prefiere
el viento norte.
¿Creíste que un poco
de tiempo y muerte me detendrían ?
¿ Acaso no me elegiste por la postura terca
de la cabeza, por mis ojos verdes
que desanimaban a charlatanes
y vendedores que llamaban a la puerta ?
Dejé marcado un sendero, un círculo ahuevado
alrededor de tu tumba para mantener el calor
mientras te hablo. Soy la única
en el cementerio. Elegiste bien.
Nadie es tan terca como yo,
y mi caballo tártaro
prefiere el viento norte.
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DEJO DE ESCRIBIR EL POEMA
para doblar la ropa.
Sin que importe quién vive
y quién muere, sigo siendo una mujer.
Siempre tengo muchas cosas que hacer.
Pongo juntas las mangas de su camisa.
Nada puede detener nuestra ternura.
Volveré al poema. Volveré a ser
una mujer. Pero por ahora
hay una camisa, una gigantesca
camisa en mis manos, y en alguna parte
una niña pequeña de pie junto a su madre
observando para aprender cómo se hace.
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Tess Gallagher
1942, EE.UU. Del Libro LA LUNA SOBRE EL PUENTE- Minnesota, 1992.
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23 dic. 2015……………………….MARCE. (Feliz Navidad)