. Pudo haber sido la pezuña de un gliptodonte pero después de mil millones de años es una piedra de carbón negro en tu parrilla
y cuando a fuerza de apantallarlo
(no se te ocurra usar kerosene)
se transforme en una brasa roja
incandescente
hará ilusión a esa niña
que te ve prender un fuego
después de tanto tiempo.
.
En un rato se cocerán las carnes de otro animal
el vino tinto sin hielo y decirle a ella
la niña, no sin pena, que esta noche
no es otra fiesta con regalos.
En tres o cuatro horas se apagarán
los recuerdos, los petardos que tiraba el padre
las bengalas del abuelo ciego y los brindis
de alivio de tanto amor que dura.
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De la pezuña del gliptodonte
quedará un rescoldo apenas iridiscente
y la escena volverá a repetirse sin ellos
sin nosotros, año tras año
hasta el número mil millones
cuando otro poeta eche en su parrilla
una piedra de carbón que saldrá
de tus huesos y de tu calavera.
.
No estoy seguro que entonces
salte una chispa del fuego
o un lirio de la piedra
para distinguir carbón de gliptodonte
de carbón de poeta.
Lo único que debería importarte
es que habrá otra niña en la escena
y que la muerte no existe.
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………31-dic-2015……………MaRCe.