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La Cita

.Wislawa Szymborska

LA CITA
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Era a las nueve de la noche
tratándose de nosotros
una librería
es el mejor sitio.
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“Oliva Libros” tiene luz amarilla
claroscuros y la proporción justa
de espacio y ejemplares para que uno
se sienta el jamón del sándwich.
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Natalio, el librero,
busca de a uno los autores
como hacía Rubén Sevlever
y como aquel, sabe, recomienda
en el colmo del servicio o el afán
presta y hasta vende su ejemplar
el último de Char, Bishop
Cavafis o Zadajewski.
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En el rincón de poesía
hay dos sillones para sentarse a leer
consumir sin pagar
mientras la espero.
En el anaquel veo solos
los dos últimos libros de Edgardo Zotto
no necesito leerlos sino tocarlos:
contarles cosas que nos pasaron
en los últimos seis meses:
las dolorosas se las digo a Mayo del 68
las felices, a Diario del Regreso.
Imagino su sonrisa detrás de las gafas
de montura metálica, su voz grave
y amorosa en el café de tribunales.
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Devuelvo los libros al estante
y me ofrecen un café de pava
para aliviar la espera y el bullicio:
Natalio sigue ocupado
es la noche de las librerías
hay mucha gente y algunos lectores
y el que espera cree que los demás saben
que aguarda a una mujer difícil.
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En una pausa del jaleo
Natalio espía compungido
entre la mar de libros y consultas
y me dice: ya viene.
Como un reflejo
me reviso la ropa, el peinado
limpio los cristales del anteojo
y le preparo lugar en la mesa.
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Entonces llega y Natalio tiene
la misma sonrisa de mi viejo un día lejano
de Reyes cuando me dio la bici Bengoa
plegable, dorada, rodado 16.
Te la presento, dice, y alarga
el ladrillo gris cobalto que tiene mi anhelo
de niño conservado: Wislawa Szymborska,
las 700 páginas de su poesía completa.
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22-abr-2016…………….Marce