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Gramsci, el gato

.Gramsci el gato

GRAMSCI, EL GATO

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Al Gramsci de verdad, le parecería un comentario posmoderno, trivial, antirevolucionario, pero al Gramsci mascota, el gato, le fascina Oscar Wilde (quizá el más gato de todos los hombres) y como él, piensa que a menudo lo más profundo está en la superficie.
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Entonces, Gramsci el gato, arriba a esta clase de conclusiones, quizá no tan políticas, seguro, no muy operativas, pero mientras se arrellana en el libro de Franzen, que por tamaño y solidez le debe parecer un mueble, maúlla:
–Marce, te conviene seguir en el campo Nac y Pop…
–No pensaba moverme… -digo casi ofendido, porque sabiendo que lo mejor de los gatos es su silencio y su reticencia, a mí vino a tocarme uno sabihondo. A veces, socarrón, parece decirme: “predica lo que necesitas”.
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Entonces él agrega: –Una de las cosas probadas de la lucha de clases, de la historia de la praxis política, es que las mujeres más hermosas y libres están siempre en la Izquierda.
–Ja. ¿Un poco machista, no? Vos porque estás acostumbrado a enGATUsar…
–Bueno, sí… yo soy gato, pero Gramsci también era un gato y quedamos signados por el mito de la Gata Flora.
–¿Cómo es eso?
–La burguesía. Que sí pero no; que sí que nó. Quesíquenó. No, pero sí… Esto no me pasó nunca. ¿Qué va a pensar usté de mí? Hagámoslo, pero de a poco… Primero pongamos orden en la cama. Y así nunca se acaba…
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Me largué a reír. ¡Gato loco! Y mientras salía a correr a los gorriones que bajan a tomar agua en la pileta, dijo:
–Amor por las terrazas. De noche y en lo oscuro no hay catastro. Del lado de abajo, las casas tienen un solo dueño. Desde arriba, los techos son de todos.
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20-ene-2016……………………………………..MaRCe