LA CALLE INCLINADA es más hermosa hacia abajo que hacia arriba. Subiendo, están los negocios las oficinas, el tráfico, los asesinos.
La multitud peatonal
la pompa del Monumento,
los soldados, los curas, los cónsules.
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Calle abajo está el río
el verdor, “Pasaporte”,
la brisa, el parque,
la fuente de las Nereidas
el mercado de pulgas, la calesita.
Una vez
hasta hubo
una Casa de la Poesía.
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Ya se sabe que para salir
de toda cosa, cualquiera
siempre, primero
hay que ir hacia abajo.
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MI SUEÑO
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–Esperá. Escuchá. ¿Te acordás que te alcancé en Basavilbaso y me diste la bolsa negra con los dólares?
–Cuatro millones.
–Sí, era mucha guita. No me …