. Estas noches de verano comienzo a escuchar el pozo del motor viejo y asmático
alrededor de la derrota.
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Llega como el eco de un caracol
en tierra recordando el mar
un murmullo creciente como lo que dicen
los poemas más difíciles.
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Hay que ver la cara que puso Herodes
cuando al día siguiente de la matanza
de los niños, sus mercenarios le dijeron
que la grieta duraría muchos años.
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Para siempre: el mundo es la grieta.
El hombre. Desde el año cero se negocia
la sangre derramada. Desde Sócrates
desde Medea, de Jesús para acá
se venden casas, niños, riñones
como si fueran autos usados:
las tres Juanas, los treinta mil
que ahora parece son 8 coma 4
u otra fracción de agujeros negros
y los seis millones de judíos
los 43 estudiantes de Guerrero.
las niñas de Nigeria
los de Chad y Chatila.
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La teoría del derrame es una caída
no una bienaventuranza.
¿Hasta dónde llegará la salpicadura?
Cuando la gota roja toque la línea de sombra
que en secreto hace un límite impreciso
comenzará a andar, lento pero seguro
el único motor de la historia
que duerme con un ojo abierto.
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¿Por qué esa familia que siempre
quiso todo, va a dejar algo para nosotros?
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Es una época de banalidad absoluta
hay gente que no pone el cuerpo
ni en una fiesta, ni cuando coge,
pero a veces, en las noches de verano
calurosas y húmedas como éstas
se puede escuchar bien tarde
a punto del alba
sobre todo en las terrazas
ese rotar abotagado y continuo
del motor de la derrota
que despereza.
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Yo he comenzado a escucharlo este verano.
Algunas noches he pegado el oído
a las baldosas naranjas de la terraza:
como si me dictaran y escribiera
la primera fricción de una cadena:
algo sordo y dulce que viene de un pozo.
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Me pregunto si alguien más que yo
y Herodes lo estará escuchando.
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…………………………..MARCE.
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DOS HERMANITOS
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Aquella noche
volvió con el libro de Prévert
apretado al pecho
como si fuera su seno
lo usó de almohada.
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La incerteza de la dicha en bruto
para un hombre …