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Tees Gallagher & Mom

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CADA PÁJARO CAMINANDO (Tess Gallagher, EE UU, 1942)

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No mientras sucedía

sino mucho después de decírmelo él

yo lo imaginaba bañando a su madre

encorvándose sobre la cama y bajando

la frazada. Había una palangana con agua

y él mojaba un paño

en ella una y otra vez. El paño

chorreaba un poco sobre la sábana

cuando él iba y venía desde la cabecera

a la mesa de luz, porque no había sitio

en el cuerpo de ella que él no debiera tocar

porque era necesario. Y ella le ayudaba moviéndose lo poco que podía, levantándose

para que él lavara debajo de los brazos,

el hueco, suavemente.

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Luego progresaba

desde los pies, por los tobillos, sobre las rodillas

y por último abría sus muslos

y pasaba el paño con firmeza

con la idea de limpiar arriba donde la entrepierna,

entre los labios, sobre el pubis de pelos escasos,

como si él fuera una madre

que tuviera el pretexto de la limpieza para tocar

con amor e indiferencia

las partes secretas de su hija, para rozar

lo asexuado y soñoliento en su espera,

para descubrir qué hacer por el amor

del cuerpo, por el amor de lo que

sólo el cuerpo puede hacer por sí mismo.

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Así su mano, suavemente en el sitio

de su luz natal. Y ella, los ojos hondos

y cerrados en la habitación oscura.

Y porque él me dijo que la muerte de ella

era tan importante como el estar con ella

yo pude amarle de otro modo.

No por el cuerpo solo o por su propia materia,

sino llevada por las blancas espirales del temblor

hasta que el espíritu, el aliento que éramos,

se nos quitó.

Pequeña entonces es la palabra sagrado.

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La volvió boca abajo y lavó las escápulas,

la parte estrecha de la espalda.

«Ya está bien», dijo ella.

«Basta ya».

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Sobre nuestros labios aquella mañana

el jugo ácido de las madres

tan fuerte en el recuerdo,

sin pedir, sin dar, y lo que dijiste

va siendo el fin de nuestro amor así,

para no dañar al ser más querido.

Eso me hizo pensar

en lo que queda de nosotros

después de quitado el sexo.

«Cuéntame», dije

«cuéntame algo que no pueda olvidar”

entonces vino la historia de tu madre

y cuando terminaste dije:

“Está bien. Basta ya».

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…………TESS GALLAGHER…….